jueves, 20 de noviembre de 2008


EXPERTO EN HISTORIA: por Naileth Acuña



El caso de Mary Tifoidea: primer caso reportado del portador sano



Mary Mallon, era una joven inmigrante que llegó a los Estados Unidos en el año de 1900 y trabajó en Nueva York. Mary trabajó como cocinera en las casas de gente de clase alta pero para la mala fortuna de ellos, Mary era portadora sana de una enfermedad llamada tifoidea. Sin saberlo, ella transmitía esta enfermedad y llegó a contagiar de manera mortal a miembros de las familias donde trabajaba.

Las autoridades de salud pública alarmados por los brotes localizados de esta enfermedad, comenzaron a investigar el origen de ello. Estudiaron el agua, animales de la zona, investigaron a personas que habían trabajado para ellos, en donde todas estas familias habían contratado a Mary Mallon como su cocinera.

Se dieron entonces a la tarea de buscar a Mary, posible responsable de las muertes de estas personas. Esto no era fácil de explicar ¿Cómo una persona aparentemente sana, podía contagiar a otros? La respuesta a este interrogante se debe a unos estudios realizados por Robert Koch (descubridor de la bacteria de la tuberculosis), él había publicado en esa época un articulo donde describía que se podían presentar casos en que personas aparentemente sanas, podían portar la enfermedad sin manifestar los síntomas pero transmitirla a otras personas, este era el caso de Mary Mallon que mas tarde se le conocería por estos infortunados incidentes como Mary Tifoidea. Observa en el video su historia y el desenlace de este caso:



Esta historia nos remite al caso de Cristopher, un niño contagiado de tuberculosis, quienes las autoridades buscan afanosamente el culpable después de haberles realizados pruebas a las personas que han tenido contacto con este niño. Los resultados de las pruebas son negativos, esto se convierte en un enigma médico, entonces ¿Quién contagió a Cristopher? La respuestas mas certera es, se trata de un portador sano, quien tuvo contacto con este niño y le transmitió la enfermedad.

El porque buscarlo urgentemente se debe a que, así como contagió a Cristopher, puede contagiar a otros con el peligro de provocar una epidemia ¡Hay que encontrarlo¡ En el siguiente video se describe el caso, las acciones del equipo de detectives médicos y el tratamiento con antibióticos para salvar la vida de Cristopher.


El escándalo detrás del descubrimiento de la estreptomicina
Esta historia no esta basada en la fantasía de este autor, como dicen por ahí esto ocurre hasta en las mejores familias, así sea en el caso de uno de los científicos más reconocidos de su época, me refiero al descubrimiento de la estreptomicina realizada por Selman Waskman. Pero lo que los libros no cuenta es que trás reconocer a Selman Waskman como único descubridor de la estreptomicina, estuvo involucrada mucha gente pero lamentablemente la ciencia solo lo reconoce a él como el único e inigualable Waskman, ganador del premio Nobel de medicina en 1952 por el descubrimiento del primer antibiótico efectivo contra la tuberculosis, asesino silencioso.

Este notable científico, tuvo la brillante idea de seguir investigando microorganismos del suelo para hallar la cura contra la tuberculosis y lo encontró en la Streptomyces griseus. Cómo sabemos tanto trabajo, no puede recaer en un solo individuo, el pobre recurrió a un equipo de también nada tontos científicos de su época pero no reconocidos. Eran la gran mayoría de ellos estudiantes de postgrado.

Uno de esos científicos era una mujer, de nombre Elizabeth Bugie que para esa época trabajar en un laboratorio y ser mujer sería así de raro, como si en Estados Unidos nombrarán como presidente a una persona de raza negra, ¡vaya que sorpresa¡ Pues sí, para disgustos de muchos en esa y esta sociedad tan machista, la joven Elizabeth era uno de los técnicos de laboratorio de química que trabajaba arduamente como cualquier hombre en este gran proyecto, encontrar otro antibiótico que fuera tan efectivo como la penicilina.

Otros de sus colaboradores, Albert Schatz, un estudiante de postgrado que tenia tanta pasión por su trabajo como los hinchas de la selección colombiana de futbol por su equipo, así estemos de capa caída aún tenemos la pasión y la esperanza de que vuelvan a clasificar para el mundial, nadie sabe en que año pero de que algún día volveremos, ¡volveremos!. Este otro joven emprendedor, se quedaba hasta altas horas de la noche en el laboratorio, con la ilusión de encontrar el antibiótico milagroso.

Tanta agua va al cántaro hasta que se derrama, tanto trasnocho y sacrificio, dio frutos y en 1943, solo tres años después, se público este gran descubrimiento en una revista de ciencia, en ella aparecen como descubridores tres personas, el patrón Selman Waskman y los lacayos Elizabeth Bugie y Albert Schatz.

Nada malo va hasta ahí, parecería una exageración sarcástica de mi parte, calma no he terminado, ahora viene lo mejor. Como era de esperarse, un descubrimiento como este de gran magnitud tanto para la ciencia como para la parte económica de aquel que poseyera la patente, no podría pasar por alto, es aquí donde el diablo empieza a meter el trinche y quien lo empuja, ¿Adivinen? Cómo así, le decía Waskman a Schatz que una mujer va a tener el reconocimiento y el prestigio de ser descubridora de la estreptomicina.

Waksman y Shatz decidieron aprovechar esta condición y le dijeron a Elizabeth Bugie que cediera sus derechos para la patente, ya que ella pronto se casaría tendría hijos y por lo tanto su reputación no sería de gran importancia. Esta notación, la comenta su propia hija años más tarde la Dra. Eileen Gregory en una entrevista, me imagino que leyeron bien la doctora, parece ser que la inteligencia también va en los genes.

Así que solo quedaron en la patente, Selman Waksman y Albert Schatz. Más adelante, en un aparente acto de desinterés, Waksman le propone a Schatz que cediera sus derechos sobre la patente de la estreptomicina, a favor de la fundación para financiar otras investigaciones. Schatz lo hizo pero creyendo que Waksman también lo había hecho, esto llevó a Schatz a demandar a Waksman por sus derechos como codescubridor de la estreptomicina.

En un fallo revolucionario, la corte ordenó reconocer a Albert Schatz como codescubridor y a distribuir las ganancias obtenidas, no solamente con Schatz sino con los demás colaboradores entre ellos Elizabeth Bugie otorgándole solo el 0,3% de las ganancias obtenidas.

Bueno el arreglo no parece del todo justo con Elizabeth Bugie, pero algo es algo. Por ahí también dicen que la justicia es un poco ciega, el premio Nobel, reconocimiento internacional y pocos saben los nombres de los otros dos, también científicos que la fortuna no les sonrió de igual manera y que como aquellas cosas de la vida la propia humanidad ha decidido olvidarlos, eso es lo peor. Hay que reconocer que todo un trabajo como estos, es de equipo y por Dios en el caso de los colombianos, que hoy en día invirtieron su platica en las pirámides y resultaron tumbados, miren para consuelo de pocos, vivos hay en todas partes. Observa el video que comenta este caso.


Implicaciones sociales

Los índices de mortalidad provocada por la tuberculosis a lo largo de la historia son estremecedores. El 20% de la población adulta europea es diezmada por esta enfermedad en los siglos XVII y XVIII. Se calcula que entre 1850 y mediados del siglo XX, mil millones de personas pierden la vida por el mismo motivo. Con estos datos es posible comprender la dimensión que adquiere el descubrimiento de la estreptomicina, el primer antibiótico eficaz contra la tuberculosis.

Es claro que el descubrimiento de la estreptomicina, ha sido beneficiosa para la humanidad a nivel de salud pública de la misma forma también urge la necesidad de encontrar nuevos antibióticos que mantengan la misma acción y así combatir la enfermedad en contra de la resistencia bacteriana que presentan los microorganismos.

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